domingo, 27 de mayo de 2012

EL ARTE DE CUIDAR

El envejecimiento de la población y la mayor supervivencia a enfermedades de difícil pronóstico ha motivado que las Administraciones desarrollen programas específicos de atención geriátrica y de cuidados paliativos.
Los cuidados paliativos y el tratamiento del dolor son elementos esenciales para mejorar o mantener la calidad de vida de muchos enfermos afectados por procesos incurables, crónicos o terminales.
Es totalmente necesario ofrecer tratamiento paliativo a pacientes geriátricos con enfermedad avanzada e irreversible. Pero hay que tener en cuenta, que la población geriátrica es muy heterogénea, con enfermedades de historia natural muy diferentes que van desde la demencia con largos períodos en fase terminal hasta la insuficiencia cardiaca o respiratoria con cambios clínicos frecuentes. La aplicación de cuidados paliativos a estos pacientes va a presentar dilemas éticos importantes, por eso la valoración geriátrica integral en cada caso ayudará a resolver las diferentes situaciones conflictivas.
Objetivos de Enfermería:
Ofrecer la mejor calidad de vida para los pacientes y sus familias.
Filosóficamente,  conseguir el alivio del sufrimiento.
Mediante: la comunicación, el control de síntomas y el apoyo familiar.

El Enfermero de Cuidados Paliativos va más allá de proporcionar asistencia directa a necesidades exclusivamente físicas. Más bien planifica los cuidados desde la continuidad, flexibilidad y la accesibilidad. Lo que supone el saber estar y el acompañamiento en la vida diaria del enfermo y su familia, integrando también a ésta en el acto de cuidar. Da soporte desde la escucha, deben  ser sensibles  y están pendientes de los detalles que dan confort al paciente.

PARA CUIDAR HAY QUE:
  • saber  y  conocer,  por medio de una formación y entrenamiento adecuados  y en múltiples facetas.
  • querer  hacerlo, en base a la voluntariedad y a las cualidades personales.
  • tener la oportunidad y los medios necesarios: recursos económicos, materiales y humanos.
  • La idea de cuidar suele ser promocionarle el alimento, la hidratación, el descanso.

IMPORTANTE: La comunicación es  una manera de cubrir las necesidades de la persona enferma o afectada, no hay que olvidarse que en muchas ocasiones las herramientas mas importantes para proporcionar cuidados son la palabra y la escucha, a partir de esta escucha se podrán realizar mejor los cuidados.

El artículo revisado sobre "Los cuidados paliativos  y el tratamiento del dolor en la solidaridad internacional" recalca la importancia de la realización adecuada de los cuidados paliativos para el paciente en fase terminal ya que hoy en día, son demasiados los pacientes que siguen muriendo con dolores insoportables por ignorancia de los fármacos analgésicos, por la preocupación excesiva en la dependencia psicológica de estos fármacos y por la falta de educación sanitaria sobre analgesia. En conclusión, la ENFERMERÍA NO SOLO ES CURAR, SINO TAMBIÉN CUIDAR.

Bibliografía
Astudillo Alarcón, W. Díaz Albo, E. García Calleja, J.M. Cuidados paliativos y tratamiento del dolor en la solidaridad internacional, 2009. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1134-80462009000400007&lng=es&nrm=iso

miércoles, 23 de mayo de 2012

UNIDADES DE MEDIA ESTANCIA O CONVALECENCIA

Hoy en día, disponemos de diferentes niveles asistenciales cuyo objetivo es garantizar una asistencia sanitaria óptima a la población anciana. En los diferentes niveles asistenciales es importante una valoración geriátrica global de forma individualizada según las características de cada paciente y con una adecuada coordinación de todas las disciplinas. Los niveles de Cuidado y Atención son:
  • Unidades Geriátricas de Agudos.
  • Unidades Geriátricas de Media Estancia.
  • Hospital de Día Geriátrico.
  • Hospitalización Domiciliaria.

Las Unidades de Media Estancia constituyen uno de los recursos asistenciales más importantes en la atención geriátrica. Clásicamente están dirigidas a aquellos pacientes en los que una vez sobrepasada la fase aguda de una enfermedad, requieren vigilancia médica, cuidados de enfermería y soporte de rehabilitación, todo ello con los objetivos básicos de restablecer las funciones perdidas y/o adaptarse a la nueva situación de salud, para finalmente poder reinsertarse en la comunidad, es decir alcanzar el mayor grado posible de INDEPENDENCIA.

La importancia de este recurso asistencial se fundamenta también en el hecho de que el modelo de la media estancia permite la aplicación de los principios de la valoración geriátrica en un entorno favorable en donde la intervención puede ser de mayor intensidad y con una duración adecuada (intervención de un equipo interdisciplinar durante las 24 horas del día y durante períodos de tiempo más prolongados que en el entorno hospitalario convencional).


Además, fue en estas unidades en donde pudo demostrarse por primera vez la eficacia de los programas de valoración global geriátrica, habiéndose demostrado en estudios controlados que el ingreso en estas unidades permite mejorar la supervivencia y la capacidad funcional de los pacientes, retrasar o evitar la institucionalización definitiva, disminuir el número de reingresos hospitalarios y mejorar el nivel de satisfacción de los usuarios

Bibliografía:
Baztán, J.J. Domenech, J.R. Gonzalez, M. Forcano, S. Morales, C. Ruipérez, I. Ganancia funcional y estancia hospitalaria en la Unidad Geriátrica de Media Estancia del Hospital General de la Cruz Roja de Madrid, 2004.
Base de datos del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, 2009.


EDUCACIÓN PARA LA SALUD EN GERIATRÍA

Comenzaremos definiendo dos términos muy importantes en el mundo sanitario:
La promoción de la salud es un grupo de medidas puestas en marcha con el objetivo de promover un estado óptimo de salud física, mental y social en la población. Este grupo de medidas comprende actuaciones en el ámbito de la educación sanitaria, políticas de salud pública, tratamiento de enfermedades y medidas preventivas.
La educación de la salud es un instrumento básico en la promoción de la salud y en la acción preventiva. Es un método de intervención que también forma parte de los cuidados que se prestan.
Las medidas preventivas se clasifican en función de la fase de enfermedad donde se desarrollan. Así, se puede hablar de:
  • Prevención primaria, cuando intentamos evitar la aparición de lesiones y enfermedades actuando sobre factores de riesgo y promocionando hábitos de vida saludables.
  • Prevención secundaria, que intenta detectar y tratar precozmente enfermedades ya existenes aunque asintomáticas hasta ese momento.
  • Prevención terciaria, que intenta evitar secuelas, recaídas, así como promocionar la rehabilitación y recuperación de las mismas.

En los ancianos todos los tipos de prevención tienen importancia, aunque la mayor parte de medidas estarán incluidas entre las medidas de prevención secundaria, al encontrarse las lesiones ya existentes o las enfermedades en su fase inicial en un intento de evitar su progresión, y entre las medidas de prevención terciaria, al intentar evitar incapacidades y proporcionar recuperaciones.

Por tanto, el objetivo de la promoción de la salud en la población anciana es mantener el mayor grado de autonomía y evitar la aparición de enfermedades, es decir, conservación de la salud. Establece como máxima prioridad mejorar la calidad de vida, cosa que implica fomentar comportamientos que favorezcan un estilo de vida adecuado. Sin embargo, en los ancianos la prevención de enfermedades tiene aspectos especiales. En muchas ocasiones las enfermedades están ya presentes y quizás más importantes que los objetivos clásicos de disminuir la mortalidad y aumentar la expectativa de vida, son los objetivos de prevenir y retrasar el deterioro funcional, evitar la dependencia y mantener la autonomía y la calidad de vida.
Mediante la educación para la salud, se pretende conseguir que las personas ancianas consigan abandonar los hábitos de vida que puedan conllevar repercusiones perjudiciales para su calidad de vida, a la vez que substituirlos por otros que se han demostrado más saludables. La educación para la salud es esencial en esta franja de edad, habiéndose mostrado eficaz para mejorar la calidad de vida del anciano. Todo ello repercutirá no sólo en el beneficio del paciente anciano, sino también en su entorno familiar y social.

En el estudio citado, se comprobó que la educación sanitaria en este grupo poblacional (ancianos hipertensos) es posible siempre que se tengan en cuenta los criterios psicopedagógicos para la educación en la tercera edad: al utilizar la dinámica de grupo como técnica educativa, la relación maestro-alumno se torna un proceso cooperativo, donde el aporte de experiencias y sabiduría es compartido por todos. Por tanto, la educación y la promoción de la Salud controla muchos casos de enfermedades crónicas y previene de otras patologías, mejorando los hábitos, repercutiendo en el estilo de vida del individuo.

Bibliografía
González Sánchez, R. Educación para la Salud. Influencia en ancianos hipertensos, 1999. Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-21251999000400003

INCONTINENCIA URINARIA

Definimos la incontinencia urinaria como la pérdida involuntaria de orina, objetivamente demostrable, que origina un problema social o higiénico por producirse en un momento y lugar no adecuados.
Se trata de una disfunción que se presenta tanto en personas sanas como asociada a diferentes enfermedades, y se origina por causas diversas. Constituye un problema de salud importante tanto por su frecuencia como por sus connotaciones psicológicas, sociales y económicas. Aunque no lleva asociado un pronóstico de gravedad, limita la autonomía, reduce la autoestima y deteriora sensiblemente la calidad de vida de las personas que la padecen.
Es un problema más frecuente en la mujer que en el varón y la frecuencia aumenta claramente con la edad, siendo este factor el más estrechamente asociado a la incontinencia urinaria.
Tipos:
Existen varios tipos de incontinencia y una misma persona puede presentar varios a la vez.
Incontinencia Urinaria de Urgencia: También conocida como "vejiga hiperactiva", es la urgente necesidad repentina de orinar e intenso deseo de miccionar, produciéndose muchas veces incapacidad de llegar al baño a tiempo. La vejiga hiperactiva también se asocia con accidentes cerebrovasculares, esclerosis múltiple y lesiones en la médula espinal. Es la más común en el anciano.
Incontinencia Urinaria de Esfuerzo (o estrés): Ocurre especialmente en mujeres que han sufrido un parto vaginal, o como consecuencia de cambios hormonales después de la menopausia. Menos frecuente en los hombres, sobre todo como resultado de una operación de la próstata.
Incontinencia Urinaria Mixta: Es una combinación de distintos tipos de incontinencia. La más frecuente es cuando la incontinencia de esfuerzo y la de urgencia suceden juntas.
Incontinencia Transitoria: Este tipo de incontinencia aparece de forma temporal debido a una condición o una infección, que desaparecerá una vez sean tratadas. Puede ser provocada por medicamentos, infecciones de las vías urinarias, disfunciones mentales, movilidad limitada, e impactación fecal (estreñimiento grave).
Incontinencia Urinaria por Rebosamiento: Se produce al perder pequeñas cantidades de orina porque la vejiga está siempre llena. En esta condición, la vejiga nunca se vacía por completo; puede ocurrir una pérdida de orina en momentos inapropiados, de forma continua y sin darse uno cuenta.
En los hombres, esto se debe frecuentemente a un crecimiento de la próstata que bloquea por obstrucción el chorro de la orina o a los que han sido sometidos a alguna cirugía o tienen problemas de próstata. Un músculo débil de la vejiga puede provocar también un vaciado deficiente. La incontinencia por rebosamiento es infrecuente en las mujeres.
Incontinencia Funcional: Se produce cuando no se es capaz de llegar al baño a tiempo por no poder responder de forma apropiada a la sensación de deseo de orinar como consecuencia de una discapacidad física o mental.
Se trata de una disfunción que se presenta tanto en personas sanas como asociada a diferentes enfermedades, y se origina por causas diversas. Constituye un problema de salud importante tanto por su frecuencia como por sus connotaciones psicológicas, sociales y económicas. Aunque no lleva asociado un pronóstico de gravedad, limita la autonomía, reduce la autoestima y deteriora sensiblemente la calidad de vida de las personas que la padecen.
Es un problema más frecuente en la mujer que en el varón y la frecuencia aumenta claramente con la edad, siendo este factor el más estrechamente asociado a la incontinencia urinaria.

Cómo afecta a la calidad de vida
Todos los estudios sobre niveles de calidad de vida en personas que padecen esta disfunción demuestran que estos son significativamente más bajos que en las personas sin incontinencia. Los aspectos de la vida diaria que más se afectan por la incontinencia urinaria son el sueño y el descanso, la movilidad, el comportamiento emocional, la interacción social y las actividades de recreo.

Por tanto, como enfermeros debemos realizar una VALORACIÓN INTEGRAL DE LAS NECESIDADES de cada paciente, ya que es una patología que genera un elevado gasto sanitario.
Realizaremos:
- la ANAMNESIS anotando el momento y la frecuencia de aparición de la incontinencia urinaria, además de los antecedentes traumato-quirúrgicos o genito-urinarios ginecológicos. También es importante recoger el historial farmacológico.
la EXPLORACIÓN FÍSICA Y NEUROLÓGICA sobre el paciente, medianteescalas de valoración exploraremos al paciente, con las escalas de Folstein, Mini-exámen Cognoscitivo de Lobo, Pfeiffer, etc.
Petición de PRUEBAS COMPLEMENTARIAS a determinar dependiendo de las carácterísticas del paciente, (cultivos, analítica de orina, etc.).
DIAGNÓSTICO sobre la población anciana que padece algún tipo de incontinencia urinaria.
PLANIFICAR LAS ACTUACIONES  que vamos a implementar sobre los pacientes diagnosticados de incontinencia urinaria.
Indicaremos las MEDIDAS ADECUADAS a cada paciente sobre dispositivos existentes.
INFORMAREMOS tanto al paciente como a la familia del sellado de recetas de los dispositivos prescritos.
Fomentaremos el APOYO PSICOLÓGICO tanto al paciente como a la familia.

Diversos estudios analizados nos hablan sobre la prevalencia de incontinencia urinaria, siendo mayor en el sexo femenino. Destacan que la edad avanzada está asociada a una mayor prevalencia en los varones pero no en las mujeres. Los factores asociados a la incontinencia urinaria son la comorbilidad y el déficit cognitivo; en las mujeres se añaden, además, el índice de masa corporal elevado y las limitaciones graves de movilidad. Además, la utilización de diuréticos y el bajo número de pacientes con tratamiento específico en personas con incontinencia urinaria sugieren una baja detección de este problema. Resumiendo, la incontinencia urinaria es frecuente y podría ser mejor detectada y tratada en la atención primaria. La prevención de la incontinencia urinaria en las mujeres debería comenzar antes de la vejez.

Bibliografía
Zunzunegui Pastor, M.V. Rodriguez Laso, A. Prevalencia de la incontinencia urinaria y factores asociados en varones y mujeres de más de 65 años, 2003. Disponible en: http://www.taiss.com/publi/absful/prevalencia%20de%20la%20incontinencia.pdf

DISFAGIA VS DESNUTRICIÓN

La disfagia  se define por la presencia de dificultad para la deglución. Nomalmente es un signo de enfermedad subyacente del esófago o de los órganos vecinos del esófago, que puede ser debida a reflujo gastro-esofágico, cáncer, enfermedad tiroidea, ictus y diversas enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, Síndrome de Guillain Barré o la Esclerosis Lateral Amiotrófica.
La disfagia, a parte de suponer un factor de riesgo para la desnutrición del paciente, en este caso, de edad avanzada, puede provocar complicaciones, algunas tan graves y frecuentes como la broncoaspiración (paso del alimento a la vía aérea), dónde la actuación del personal de enfermería y facultativos médicos debe ser rápida y eficaz, ya que en pocos minutos se puede producir el fallecimiento del paciente.

Por todo ello, la valoración del profesional de enfermería tanto al ingreso como durante la estancia en la institución que sea es fundamental, además de ser una patología con una alta presencia en las personas de edad avanzada. La enfermera, tras una valoración nutricional y de la capacidad de deglución del enfermo, así como de signos y síntomas de disfagia con riesgo de aspiración, obtienen diagnósticos de enfermería que incluyen: riesgo de aspiración, alteración de la deglución, alteraciones sensorioperceptivas, riesgo de déficit de volumen de líquidos, de autocuidados, alimentación, etc. Los diagnósticos de enfermería llevan a planificar resultados (no aspiración, mantener estado nutritivo/hidratación adecuado, mejorar la capacidad de deglutir y promover la participación de familiares) y desarrollar las actuaciones de enfermería pertinentes (elevar la cabecera de la cama, inspeccionar cavidad bucal, alimentar al enfermo de forma que facilite masticación y deglución, tipos de alimentos según enfermos, etc.) para prevenir que el paciente con disfagia tenga cubiertas sus necesidades o requerimientos nutricionales, evitando así enfermedades carenciales de base nutricional y mantener además el bienestar del paciente.
El tratamiento que mejores resultados ofrece a estos pacientes, es el tratamiento multidisciplinar, por ello, deberemos de tratar la patología desde puntos de vista de enfermería, nutrición, médicina, con los siguientes objetivos:
  • Conseguir un buen estado nutricional
  • Disminuir la broncoaspiración con dieta oral
  • Disminuir otras complicaciones asociadas
  • Valorar suplementos
  • Valorar otras vías de alimentación, en el caso en que la alimentación por vía oral esté contraindicada.

¿Qué medidas como profesionales de enfermería podemos adoptar para conseguir nuestros objetivos en pacientes con disfagia?
  • Evitar elementos de distracción durante la alimentación
  • Postura erguida, con ligera flexión anterior del cuello
  • Realizar una adecuada limpieza bucal pre y post-ingesta
  • Iniciar con cantidades pequeñas. Oler y probar ya que la alimentación debe estar adaptada a los gustos del paciente
  • Dar el tiempo suficiente y no reprimir la tos
  • Seleccionar los alimentos con texturas, consistencias, sabor y temperaturas adecuadas.
  • Instruir a familiares y cuidadores.

EVITAR LA DESNUTRICIÓN DEL PACIENTE CON DISFAGIA à PROMOCIÓN Y EDUCACIÓN PARA LA SALUD.

Bibliografía
Ferrero Lopez, M.I. Utilidad de implantar un programa de atención a la disfagia en un Hospital de Media y Larga, 2009. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-16112009000500011&lng=es&nrm=iso
Laurenti, L. Abordaje nutricional en el tratamiento de la disfagia, 2007. Disponible en: http://www.annyn.org.ar/dspace/handle/123456789/278
Canovas Pareja, C. Influencia de la desnutrición en la evolución clínica de ancianos hospitalizados, 2009. Disponible en: http://www.elsevier.es/sites/default/files/elsevier/pdf/2/2v135n05a13152380pdf001.pdf


FACTORES QUE INFLUYEN EN LAS CAÍDAS DEL ANCIANO


El proceso de envejecimiento se asocia con varios cambios que predisponen a las caídas. Las caídas son consecuencia de cualquier acontecimiento que precipite al paciente al suelo en contra de su voluntad. Esto producen en el anciano una elevada morbilidad y mortalidad. La caída es la interacción entre factores de riesgo (enfermedades crónicas, alteraciones del equilibrio y la marcha, fármacos, etc.) y exposición a situaciones de riesgo u oportunidades de caer que se deben tomar conjuntamente en consideración. Además hay que recordar que no es un hecho impredecible o inevitable, por tanto la prevención juega un papel muy importante.


 Factores que influyen en las caídas del anciano
  • Enfermedades crónicas: Enfermedad de Parkinson, demencias, enfermedad cerebrovascular.
  • Alteraciones visuales: Cataratas, retinopatía, glaucoma...
  • Sistema vestibular: La pérdida de equilibrio relacionada con la edad, puede ocurrir como resultado de osteoporosis; además puede ocurrir por traumatismos, infecciones del oído y por consumo de fármacos como furosemida, aspirina, aminoglucósidos…
  • Sistema locomotor: Alteraciones osteo-musculares asociados directa o indirectamente con la edad, así como los problemas de los pies (hallux valgus, callos y otras deformidades) pueden ser una causa más de trastorno del equilibrio y de la marcha, y con ello acarrear caídas.
  • Sistema neurológico: Cambios estructurales en la corteza cerebral, bien de causa vascular o degenerativa, trastornos de la vía piramidal, extrapiramidal o cerebelosos, son causas importantes de inestabilidad de la marcha.
  • Enfermedades agudas: Las infecciosas, y la exarcerbación de algunas enfermedades crónicas, como la insuficiencia cardíaca congestiva, puede precipitar caídas. De hecho, la caída puede ser un signo indirecto del inicio de una enfermedad en pacientes mayores y no es extraño una caída como primera manifestación de una neumonía, por ejemplo, en un anciano.
  • Polifarmacia: El 81 % de los ancianos toman medicación y de ellos los 2/3 partes ingieren más de un fármaco habitualmente. Esta cifra aumenta con la edad, y así hasta el 30 % de los mayores de 75 años toman más de 3 fármacos.
  • Uso incorrecto de los medicamentos: No es infrecuente en la población anciana el mal cumplimiento en la frecuencia de las dosis, la confusión entre distintos fármacos o la automedicación. Todo esto junto con la presencia de pluripatología, supone que las reacciones adversas sean más frecuentes entre los ancianos, y por tanto aumenta el riesgo de caídas.

FÁRMACOS MÁS RELACIONADOS CON LAS CAÍDAS:
  1. Benzodiacepinas.
  2. Antihipertensivos: Antihipertensivos: Se consideran en segundo lugar después de los sedantes, pueden influir en las caídas por producir hipotensión postural o disminuir el flujo sanguíneo cerebral.
  3. Diuréticos: Por producir hipotensión sobre todo cuando son empleados en enfermedades cardíacas.
  4. Fenotiacinas: Sus reacciones adversas son las extrapiramidales y el parkinsonismo. Puede explicar cierta asociación con caídas.
  5. Antidepresivos tricíclicos: Aumenta la propensión a las caídas sobre todo cuando se asocian a otras drogas que provocan hipotensión postural, siendo su principal exponente la Imipramina. Además este grupo provoca trastornos del ritmo cardíaco y efecto anticolinérgicos que puede intervenir en las caídas del anciano.
  6. Antinflamatorios no esteroideos: inestabilidad y confusión.

Teniendo en cuenta la cantidad de fármacos que producen inestabilidad e inseguridad en el anciano, hay que ser cauteloso a la hora de imponer tratamiento donde se combinen estos fármacos, debido al peligro potencial de caídas que esto conlleva.

En los diversos estudios encontrados se observa que en la actualidad las caídas representan un importante problema de salud para las personas mayores y esto repercute con costes muy elevados. Por ello, aún que suene repetitivo, la prevención es clave. Se debe implantar, mejorar o adaptar las prácticas de prevención de caídas en nuestro país.

Bibliografía
Díaz Grávalos, G. Gil Vázquez, C. Andrade Pereira, V. Alonso Payo, R. Factores asociados con la aparición de caídas en ancianos institucionalizados: un estudio de cohortes, 2009. Revisado en: http://www.elsevier.es/en/node/2080328
André da Silva Gama, Z. Gómez Conesa, A. Sobral Ferreira, M. Epidemiología de caídas en España, 2008. Revisado en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1135-57272008000100004&lng=es&nrm=iso&tlng=es

TRATAMIENTO DE LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL EN EL ANCIANO

La hipertensión arterial (HTA) es una enfermedad cardiovascular de origen complejo que se diagnostica por un signo clínico (elevación de la presión arterial). El criterio más habitual para la HTA toma como límite una presión arterial sistólica (PAS) igual o superior a 140mmHg y/o una presión arterial diastólica igual o superior a 90mmHg de forma sostenida.

El objetivo del tratamiento es reducir la presión sanguínea a un nivel donde se pueda disminuir el riesgo de complicaciones. Diferenciamos el tratamiento farmacológico y el no farmacológico. En el tratamiento farmacológico, se pueden utilizar medicamentos tales como los diuréticos, bloqueadores beta, bloqueadores alfa, bloqueadores de los receptores de angiotensina, bloqueadores de los canales de calcio e inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA).
Prevención, actuación de enfermería:
Cómo en el resto de patologías y situaciones citadas en el blog, la prevención es un componente de gran importancia para controlar, mantener el estado de salud y reducir el número de casos de dichas patologías.
En la hipertensión arterial, los cambios saludables en el estilo de vida ayudan a controlar la presión sanguínea alta.
Se  debe  perder  peso,  en  caso  de  tener  sobrepeso,  ya  que  este  exceso  le  agrega tensión al corazón. Se debe realizar ejercicio para ayuda a mejorar la condición cardíaca.
Se  deben  hacer  ajustes  en  la  dieta  en  la  medida  de  lo  necesario.  Se  recomienda disminuir la ingesta de grasa y sodio (contenido en la sal y el bicarbonato sódico). Igualmente se recomienda el consumo de frutas, hortalizas y fibra. Moderar la ingesta alcohólica, dejar de fumar y practicar ejercicio aeróbico regularmente.
La enfermera debe monitorear la presión arterial del paciente, ingesta y excreción y desarrollar programas de educación para la Salud.

Puntos importantes:
  • Consumo de tabaco: Se ha demostrado que tanto el tabaco como el consumo excesivo de alcohol producen una elevación de la presión arterial y alteraciones del ritmo cardíaco, así mismo el tabaco contribuye al desarrollo de enfermedades como la arteriosclerosis y por lo tanto es muy recomendable dejar de fumar.
  • Control de la obesidad: Es conveniente seguir una dieta equilibrada para evitar la obesidad ya que existe una asociación importante entre la obesidad y la hipertensión arterial, es por ello que la reducción de peso constituye la primera medida a recomendar a toda persona con elevación de su presión arterial.
  • Practica de ejercicio moderado: Practicar ejercicio físico moderado y de  forma regular es recomendable para el buen funcionamiento del sistema cardiovascular y para controlar el exceso de peso.
  • Recomendaciones dietéticas: la dieta es clave.

En conclusión, no debe considerarse a la hipertensión arterial esencial ni a la hipertensión sistólica aislada del anciano como un proceso normal del envejecimiento, sino que se debe hacer hincapié en unos buenos hábitos higiénico-dietéticos así como un tratamiento farmacológico adecuado.

Bibliografía
Aguirre, C.M. Meneses, R.R. Soto, R. Hipertensión Arterial en el Anciano, 2002. Revisado en: http://med.unne.edu.ar/revista/revista114/hipertension.htm
Tuesca Molina, R. Castillón Guallar, P. Factores asociados al control de la hipertensión arterial en personas mayores de 60 años en España, 2006. Revisado en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1135-57272006000300003&lng=es&nrm=iso
Llabata Carabal, P. Carmona Simarro, J.V. Educación para la Salud. Hipertensión Arterial, 2005. Revisado en: http://www.enfermeriaencardiologia.com/revista/res3504.htm

ALZHEIMER

La  enfermedad  de  Alzheimer  es  el  tipo  de  demencia más común. Se trata de una patología degenerativa, progresiva, de lenta evolución y sin cura, que afecta al cerebro humano en su totalidad; pero sobre todo van a verse afectadas las áreas asociativas corticales y parte del sistema límbico, zonas en  las que están albergadas las funciones cognitivas superiores que nos diferencian del resto de los seres vivos (razonamiento lógico, pensamiento abstracto, respuesta emocional, lenguaje, etc.). A diferencia de algunas patologías, como las enfermedades agudas, en las que existen altas posibilidades de recuperación en periodos de tiempo razonables, en la enfermedad de Alzheimer nos encontramos con un problema de salud progresivo, en el que el estado del enfermo, en el mejor de los casos, y utilizando tratamientos carísimos, solo va a mantenerse estable durante cortos periodos de tiempo.


Las demencias en general, y la enfermedad de Alzheimer en particular, van a generar tal gama de problemas de salud, tanto física como psicológica y social, que la atención global del paciente y de la familia va a necesitar ser abordada por diferentes profesionales (médicos de familia, neurólogos, psicólogos, trabajadores sociales, abogados, etc). Dentro de este equipo de atención, el profesional de enfermería tiene un peso importantísimo mediante programas de atención independiente e interdependiente y siempre en coordinación con el resto de profesionales. (trabajo interdisciplinar).
Los enfermos de Alzheimer van a poseer una amplia gama de problemas, que en la mayoría de los casos quedan sin tratar.

La Enfermería como profesión cuenta con estrategias terapéuticas que permiten controlar, modular o paliar muchos de esos problemas que hemos citado anteriormente. En realidad, en la atención del paciente con demencia tipo Alzheimer, se engloba de forma práctica la justificación de la existencia del arte y ciencia de la Enfermería con gran solidez (cuidar-curar). Y es que, el enfermo de Alzheimer va a poseer una serie de necesidades alteradas que precisan ser tratadas, y en general no existen fármacos específicos ni intervenciones quirúrgicas que las palien, sino que se tratan con cuidados de larga duración. Estos cuidados van a ir dirigidos por parte de la Enfermería para proporcionar bienestar al enfermo y a su familiar, cuidar para añadir calidad a la vida, cuidar para impedir el sufrimiento y el dolor y cuidar para vivir y morir dignamente.
Como objetivo general se plantea: mejorar la calidad de vida del enfermo de Alzheimer.

Las actividades desarrolladas por el Profesional de Enfermería a lo largo del proceso degenerativo de esta patología, las agruparemos de acuerdo a las características comunes que presentan los enfermos de Alzheimer en cada una de sus fases evolutivas:
  • Actividades de Enfermería para facilitar el diagnóstico precoz.
  • Actividades de Enfermería en la fase inicial de la enfermedad de Alzheimer.
  • Actividades de Enfermería en la fase moderada de la enfermedad de Alzheimer.
  • Actividades de Enfermería en la fase severa de la enfermedad de Alzheimer.
  • Actividades de Enfermería en la fase terminal de la enfermedad de Alzheimer.
Bibliografía
Llibre Rodríguez, J. Estrategias de investigación en la enfermedad del Alzheimer, 2002. Revisado en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S0864-21252002000400016&script=sci_arttext
Roca Santiago, H.M. Lago Bouza, J.R. Millán Calenti, J.C. Gómez Ulla, F. Enfermedad del Alzheimer y degeneración macular asociada a la edad, 2006. Revisado en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S0365-66912006000200006&script=sci_arttext&tlng=pt

ÁCIDOS GRASOS HIPEROXIGENADOS

Las úlceras por presión son cualquier área de daño en la piel y tejido subyacente causado por la presión prolongada y constante sobre una prominencia ósea y un plano duro , que origina una isquemia de la membrana vascular ,  lo que origina vasodilatación de la zona (aspecto enrojecido), extravasación de los líquidos e infiltración celular . Si la presión no disminuye, se produce una isquemia local intensa en los tejidos subyacentes, trombosis venosa y alteraciones degenerativas, que desembocan en necrosis y ulceración.
Este proceso puede continuar y alcanzar planos más profundos, con destrucción de músculos, aponeurosis, huesos, vasos sanguíneos y nervios.
Es un problema común en el cuidado de los pacientes con enfermedades crónicas, sobre todo en ancianos con movilidad limitada, con importante morbi-mortalidad y elevada repercusión económica y social.
Lo más importante es que el 95% de las UP son evitables y por ello es prioritaria la prevención basada fundamentalmente en métodos que cuantifican factores de riesgo y que ayudan a predecir la afectación de los tejidos. Por tanto, muy importante la promoción y educación de la Salud para prevenir este tipo de lesiones.
Una vez se han desarrollado las lesiones es necesario que los tratamientos utilizados sean efectivos, con el fin de evitar complicaciones en los pacientes y minimizar el coste elevado que estos tratamientos conllevan; así mismo, se debe continuar con las medidas de prevención establecidas para impedir la aparición de nuevas lesiones o la progresión de las existentes.

ÁCIDOS HIPEROXIGENADOS
En la última década han aparecido en el mercado los ácidos grasos hiperoxigenados como una herramienta a tener en cuenta en la prevención de las úlceras por presión. El producto actúa sobre la microcirculación de la piel, induciendo una vasodilatación local y, debido a su composición química, produce un aumento de la presión transcutánea de oxígeno. La medida de dicha presión es una técnica utilizada desde hace años en el manejo de pacientes con enfermedades isquémicas, y también en estudios sobre úlceras en los que se ha determinado dicha presión en zonas de riesgo de desarrollarlas.

Diversos estudios hablan sobre la efectividad y eficacia de estos productos en el cuidado de la piel de personas con alteraciones vasculares de miembros inferiores, en el pie diabético y en el cuidado de la piel perilesional. Por todo ello, los ácidos grasos hiperoxigenados son una opción terapéutica óptima que debería formar parte de los protocolos clínicos de actuación de enfermería en la prevención de las úlceras crónicas y en el cuidado de la piel perilesional.

Bibliografía:
Martínez Cuervo, F. Pareras Galofré, E. La efectividad de los ácidos grasos hiperoxigenados en el cuidado de la piel perilesional, la prevención de las úlceras por presión, vasculares y de pie diabético, Madrid, 2009. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S1134-928X2009000100006&script=sci_arttext

INMOVILISMO: FACTORES DE RIESGO


La inmovilidad supone la pérdida de autonomía para la deambulación, el aseo y la transferencia. (DEPENDIENTE). Es decir la disminución de la capacidad para desempeñar actividades de la vida diaria por deterioro de las funciones motoras.
La prevalencia e incidencia de inmovilidad aumentan con la edad y la comorbilidad (demencias, etc). 10-20% de los ancianos que viven en casa tienen problemas de la marcha y entre un 20% y un 60% de los ancianos hospitalizados por una enfermedad aguda se hacen durante el ingreso incapaces de cruzar caminando una habitación, hacer su transferencia  o atender a su aseo personal.
El riesgo de una inmovilidad relativa es el encamamiento, mientras que en la inmovilidad absoluta es un factor de riesgo de institucionalización, de morbimortalidad y de la aparición del Síndrome del Cuidador.

Causas de inmovilismo:
  • Enfermedades musculoesqueléticas: Procesos degenerativos de las articulaciones, hallux valgus, callos, osteoporosis y fracturas.
  • Enfermedades Neurológicas: Trastornos cerebrovasculares, Parkinson, Y demencia senil evolucionada. Esto conlleva estilos de marchas patológicas.
  • Enfermedades Cardiovasculares: Insuficiencia cardíaca, cardiopatía isquémica, alteraciones vasculares periféricas y enfermedad respiratoria crónica.
  • Fármacos: Sedantes, hipnóticos, antipsicóticos, antihipertensivos.
  • Factores psicológicos y ambientales: depresión, miedo a caer, barreras arquitectónicas...
Factores de riesgo de inmovilismo:
Sexo femenino
Anciano sedentario
Anciano frágil
Inmovilidad relativa 
Ser mayor de 85 años
Incapacidad funcional previa
Usar andador
Las consecuencias del inmovilismo son graves, por ello sólo debe guardarse reposo en cama cuando sea imprescindible, es decir,  cuando el riesgo de la actividad supera a los de la inactividad.

Esta información la he contrastado con diversos estudios en los que muestran que los datos obtenidos en este estudio muestran que la edad avanzada 80 años, el deterioro cognitivo moderado severo, la dependencia para una o más ABVD y una condición crónica BOC y/o asma son factores que presentan una incapacidad crónica de larga duración (inmovilización), en la población anciana de 75 o más años, no institucionalizada ni inmovilizada, a la que se le puede presuponer un elevado grado de funcionalidad.

Bibliografía
Escudero Sánchez, C. Delgado Antolín, J.C. Incidencia y factores predictores de inmovilización crónica en ancianos mayores de 75 años que viven en la Comunidad, 2001. Disponible en: http://www.elsevier.es/sites/default/files/elsevier/pdf/124/124v36n02a10022132pdf001.pdf
Morales Obregón, L. Nuñez Rodriguez, L. Riesgos biológicos y psicológicos de inmovilización en pacientes geriátricos. Sistema de información científica, 2004. Disponible en: http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/2111/211117850007.pdf

DOLOR CRÓNICO

El dolor crónico es un problema universal que tiene especial importancia y prevalencia en el anciano ya que se asocia a enfermedades crónicas que aumentan con la edad. Entre un 50-80% de la población mayor de 65 años presenta dolor. Asociado con trastornos del sueño, disminución y/o pérdida de las funciones físicas y sociales e incremento de la utilización de las residencias de ancianos o geriátricos. El dolor crónico es una experiencia agotadora, unida a un sufrimiento psicológico con síntomas de ansiedad y depresión que condicionan y aumentan la percepción dolorosa. A pesar de ello un gran número de pacientes ancianos no recibe el tratamiento adecuado. Las causas las podemos encontrar en 3 factores:
  1. Dificultad en la valoración del dolor
  2. Miedo a los efectos secundarios de las medicaciones (los AINEs, tratamiento habitual, presentan un alto índice de secundarismos a nivel gastrointestinal y renal fundamentalmente)
  3. A prejuicios entre la población sanitaria y de la sociedad en general a los opioides y tratamientos alternativos: apoyo psicológico, programas de ejercicio, acupuntura, etc.

Por ello, la detección sistemática y estructurada del dolor en pacientes geriátricos debe constituir un requisito básico de atención dada su prevalencia para alcanzar de forma real una adecuada calidad de vida y de cuidado en dicha población.

Bibliografía
Álaba, J. Arriola, E. Prevalencia de dolor en pacientes geriátricos institucionalizados, 2009. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S1134-80462009000600007&script=sci_arttext
Enfermería Traumatológica, 2012. Disponible en: http://www.28enfermeriatraumatologia.com/descargas/comunicaciones/pdf/77.pdf

PROCESO DE ATENCIÓN EN ENFERMERÍA GERIÁTRICA Y GERONTOLOGÍA

El anciano requiere de un cuidado integral e interdisciplinario efectivo que incluya no sólo la  recuperación sino también la promoción  de su salud,  y el crecimiento  individual  y familiar para lograr la autonomía.
Es aquí dónde el profesional de enfermería debe ser participe de ello mediante sus cuidados íntegros y específicos que los realiza en base al proceso de atención de enfermería.

El proceso de atención enfermero es un método racional y sistemático de planificación y provisión de cuidados cuyos objetivos son:
  1. Identificar el estado de salud del paciente y los problemas relativos al cuidado de la salud.
  2. Establecer planes de cuidados que satisfagan las necesidades identificadas.
  3. Proporcionar intervenciones específicas para resolver esas necesidades.

Es importante fragmentar el proceso de atención en enfermería geriátrica en 5 etapas:
  • Valoración
  • Diagnóstico
  • Planificación
  • Ejecución
  • Evaluación

En base al artículo escogido, me gustaría recalcar la importancia que tiene obtener una visión integral del anciano y del envejecimiento activo para retardar la dependencia y potenciar la capacidad funcional y la autonomía. Partiendo de un abordaje interdisciplinar, como objetivo se plantea elaborar un instrumento de valoración enfermera, basado en el modelo conceptual de Virginia Henderson y complementado con cuestionarios y escalas validadas, que permita detectar las necesidades del anciano, ponderar el riesgo de aparición de síndromes geriátricos y así planificar los cuidados correspondientes (proceso atención enfermero de geriatría).

Bibliografía:
Vallejo Sánchez J M. et al. Valoración enfermera geriátrica. Un modelo de registro en residencias de ancianos, 2007. Disponible en:http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S1134-928X2007000200003&script=sci_arttext
Interrelaciones Nanda, Noc y Nic. Elsevier Mosby. Segunda edición. Madrid, 2007

ÍNDICE DE BATHEL

Se denomina Valoración Geriátrica Global (VGG) al proceso diagnóstico, estructurado y multidisciplinario, en el que se detectan, describen y aclaran  los múltiples problemas físicos, funcionales, psicológicos y socioambientales  que el paciente anciano presenta.
Durante este proceso, se registran los recursos y posibilidades de la persona, se valora la necesidad de servicios y finalmente, se elabora un plan de cuidados progresivos, continuados y coordinados dirigido a satisfacer las necesidades del paciente y sus cuidadores.
El aspecto más importante, desde el punto de vista clínico de la VGG (valoración geriátrica global), es la búsqueda sistemática de los grandes síndromes geriátricos, llamados los gigantes de la geriatría así como visualizar la capacidad o incapacidad del anciano de vivir o no con autonomía en el medio comunitario.
Los principales medios que incluye una correcta valoración son la anamnesis, la exploración física y las escalas de valoración que facilitan la detección y seguimiento de problemas, así como la comunicación entre los diferentes profesionales que atienden al anciano.
La valoración de la función física es una labor de rutina en los centros y unidades de rehabilitación. Los índices para medir la discapacidad física son cada vez más utilizados en la investigación y en la práctica clínica, especialmente en los ancianos. Además, la valoración de la función física es una parte importante de los principales instrumentos usados para la valoración genérica de la calidad de vida relacionada con la salud. Actualmente, incluir la valoración de la función física es imprescindible en cualquier instrumento destinado a medir el estado de salud. Uno de los instrumentos más ampliamente utilizados para la valoración de la función física es el Índice de Barthel.
ÍNDICE DE BATHEL
Es un instrumento de medida de la capacidad de la persona para la realización de diez actividades básicas de la vida diaria dando más importancia a los ítems relacionados con el control de esfínteres y la movilidad, obteniéndose una estimación cuantitativa del grado de dependencia del sujeto. Es una medida fácil de aplicar, con alto grado de fiabilidad y validez, capaz de detectar cambios, fácil de interpretar y cuya aplicación no causa molestias.

Bibliografía:
Cid Ruzafa, J. Damían Moreno, J. Valoración de la discapacidad física, 1997. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1135-57271997000200004&lng=es&nrm=iso
Trigas Ferrin, M. Escalas de valoración funcional en el anciano, 2011

Benitez Rivero J. Manual de atención al ANCIANO DESNUTRIDO en el nivel primario de salud. Valoración en el Estado Nutricional del Anciano. 2011; cap. 5: pags 49-58. Disponible en:
http://www.nutrinfo.com/archivos/ebooks/manual_anciano.pdf 

ENVEJECIMIENTO NO ES SINÓNIMO DE ENFERMEDAD

El envejecimiento es parte integrante y natural de la vida. La forma en que envejecemos y vivimos este proceso, nuestra salud y capacidad funcional, dependen no sólo de nuestra estructura genética, sino también (y de manera importante) de lo que hemos hecho desde nuestro nacimiento, del tipo de cosas con las que nos hemos encontrado a lo largo de ella, es decir, de cómo y dónde hemos vivido nuestra vida.
Lograr un envejecimiento saludable depende de nuestro estilo de vida, por eso las dos intervenciones más eficaces para conseguirlo son seguir una dieta sana y prácticar ejercicio.
El ejercicio físico debe ser de práctica habitual, no extenuante, de alrededor de 45 minutos al día y puede consistir en caminar a paso vivo, lo que es estupendo para prevenir el deterioro funcional de la vejez. La cantidad y calidad del ejercicio se puede adaptar a cada edad y a cada individuo, de manera que "personas de 90 años pueden practicar ejercicio perfectamente", afirma Leocadio Rodríguez Mañas, coordinador de la Red de Investigación Cooperativa en Envejecimiento y Fragilidadxperto.
El otro pilar fundamental para lograr un envejecimiento sano es seguir una nutrición equilibrada que no favorezca la obesidad. A medida que se envejece, se deben introducir cambios en la dieta para adaptarla al gusto de las personas mayores, ya que les cuesta más captar determinados sabores y así cubrir sus necesidades nutricionales previniendo al anciano de enfermedades de base nutricional (anemias, dislipemias…).
Por otro lado, las relaciones sociales también son claves para un envejecimiento saludable ya que fortalecen física y mentalemente al individuo además de que se relacionan directamente con la sensación de bienestar y calidad de vida.


En el enlace de esta publicación se encuentra un estudio que tiene como objetivo evaluar los efectos de las relaciones sociales en la supervivencia, la capacidad funcional y la salud mental de los ancianos. 
Los investigadores han observado a través de este estudio que las relaciones sociales y los mecanismos psicológicos construidos durante el curso de la vida juegan un papel importante en el logro de un envejecimiento saludable.

Bibliografía:
Otero, Puime, A. Relaciones sociales y envejecimiento saludable, 2006. Disponible en: http://econpapers.repec.org/paper/fbbwpaper/201039.htm
Envejecimiento Saludable. El Envejecimiento y la actividad física en la vida diaria. Organización Mundial de la Salud, 2002.